El Departamento Asistencial de la Fundación Canis Majoris cuenta con tres estudiantes de Psicología que completan su formación académica realizando prácticas dentro del programa de Terapia Asistida con Animales (TAA).
Leticia, Elena y Mayte, nos cuentan de primera mano cómo están viviendo su experiencia práctica y qué ha supuesto para ellas poder compartirlo con nosotros.
Leticia Sobrino es estudiante de Psicología de la Universidad Rey Juan Carlos I, conoció el programa de prácticas gracias al convenio de colaboración educativa que la Universidad tiene suscrito con la Fundación: “Poder entrar en el programa de prácticas me ha aportado amplitud de conocimientos adicionales a mis estudios, me ha enseñado otra manera de aplicarlos centrándome más en la estimulación y disfrute de los usuarios durante la sesión con los animales de terapia y todo lo que se puede aprender de ambos. A nivel personal me ha ofrecido una visión diferente, una mentalidad más abierta de cara a la relación con las personas con diversidad funcional y a la relación con animales”.
¿Se han cumplido las expectativas que tenías antes de comenzar?
Mis expectativas en cuanto a si eran buenas prácticas y de aprender mas allá de lo que me ha enseñado la carrera se han cumplido gracias al equipo de personas que forman el Departamento Asistencial.
La experiencia con el equipo ha sido de sobresaliente, por todo lo que me han enseñado durante las sesiones y por todas las dudas que me han resuelto a medida que avanzaba en las sesiones de terapia. En cuanto a los animales de terapia, lo que mas me ha llamado la atención es su capacidad de trabajo y aprendizaje durante el entrenamiento y las sesiones. Gracias a ellos he aprendido cual es la mejor manera de adiestrar, cómo participar en su aprendizaje y cómo actuar en las sesiones.
Elena Marchese es estudiante de Psicología de la Universidad Nacional a Distancia (UNED), empezó las prácticas de TAA en diciembre y finaliza el próximo viernes 23 de febrero: “Considero la actividad de la Fundación imprescindible para contribuir a mejorar la calidad de vida de los colectivos mas vulnerables. La colaboración con los animales en este propósito me parece muy enriquecedora y poder compartir estos meses con el equipo asistencial al completo así como con los técnicos de los centros y los usuarios hacen de las prácticas una experiencia excepcional”.
¿Se han cumplido las expectativas que tenías antes de comenzar?
Con un inicial “recelo” en relación a los beneficios que realmente podrían obtener los usuarios a medio largo plazo, me he dado cuenta por las expresiones de sus caras, sus esfuerzos por tratar de acariciar a los perros, sus palabras cariñosas y sus miedos superados en el trascurso de la sesiones, entre otros muchos beneficios, que bien merece que esta terapia se extendiera a más centros y colectivos. He visto la importancia de desarrollar habilidades fundamentales tales como la empatía, la capacidad de observación, la paciencia, el respeto, la creatividad, la asertividad y la confianza.
Mi relación con el equipo de terapeutas ha sido cercana y abierta, me han hecho sentir partícipe de todas sus tareas diarias, y me han dado confianza para preguntar todas las dudas y curiosidades que me han ido surgiendo a lo largo de las sesiones. Estos meses he sido una más del equipo. Para terminar, referirme por supuesto al equipo canino…¡Y vaya equipo! Cada uno con sus características que los hace únicos y especiales. Los avances que consiguen en los usuarios, con su confianza plena, su cariño y su forma de comunicarse es digno de admiración.
Mayte del Real ha cursado sus estudios de Psicología en la Universidad Rey Juan Carlos de Alcorcón, lleva en el programa mes y medio y aún le faltan dos meses para terminar. Se animó a entrar en el programa por las buenas referencias que le dieron antiguos alumnos en prácticas: “Considero que, estas prácticas te dan una oportunidad para conocer otra rama de la Psicología que para nada te explican en la carrera. Además, al ponerla en práctica hace que te plantees muy seriamente tu futuro profesional. Observar cómo se llevan a cabo las Terapias Asistidas con Animales, te llena y te mejora como persona. Conocer el alcance de la diversidad funcional de los usuarios, la bondad que tienen en sus comportamientos y cómo valoran lo que tienen, te hace replantearte la manera de ver el mundo que te rodea. Sin duda es una experiencia muy recomendable”.
¿Se han cumplido las expectativas que tenías antes de comenzar?
Completamente. En un principio mis expectativas no eran muy altas en relación a las prácticas externas pero, dar con una fundación como esta, con valores propios, el esfuerzo que hacen por mejorar la calidad de vida de las personas con diversidad funcional y la manera de transmitirlo a los alumnos en prácticas que acudimos a ella, me parece algo admirable.
El grupo de terapeutas que componen la Fundación, te hacen sentir como en casa desde el primer día. Son grandes profesionales, realizan su trabajo con ganas e ilusión y esto hace que, esa misma energía, la transmitan a los alumnos a la hora de enseñarnos el trabajo que desempeñan.
Los animales de la fundación hacen de las terapias algo único, son una herramienta fundamental. Su adiestramiento y cómo se complementan entre ellos, es espectacular, siempre hay alguno con el que se puedan obtener los mejores resultados para cada grupo específico. La Fundación también cuenta con dos aves rapaces como animales de terapia y su objetivo es incluirlas en el equipo a medio plazo.
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