Izaskun Núñez

Nací en Toledo en el año 1976. Desde muy pequeña me han apasionado los animales. Me siento inmensamente agradecida a mis padres por todo, por ser como son y porque supieron captar muy pronto la felicidad que experimentaba junto a ellos. Así, mi infancia transcurrió en compañía de pequeños y valiosos “seres sintientes”: patos, pollos, hamsters, tortugas, pájaros, gatos… Junto a ellos disfrute mucho y aprendí el valor del cuidado y la protección de los más vulnerables.

No todo lo que quise me fue dado. Educar también es poner límites y yo crecí anhelando tener un perro. Nunca entro un perro en casa de mis padres, como nunca yo perdí la esperanza de ver cumplido uno de mis mayores deseos. Entretanto, calmaba mi frustración, acariciando a todos los perros que se cruzaban en mi camino. Hoy por hoy, puedo decir que gracias a aquella firme decisión de mis padres, he conocido a muchos, muchos perros, más de los que entonces podía imaginar.

Este deseo de compartir mi vida con un perro no ha sido algo pasajero. Ha sido el motor que me ha llevado a colaborar en una protectora de animales y a formarme como Educadora Canina y Técnico en Intervención Asistidas con Animales. Ésto me ha permitido unificar y complementar dos de las cosas que más me hacen disfrutar: los animales y mi desempeño profesional como Educadora Social.

Formar parte de la Fundación Canis Majoris es una satisfacción muy grande para mí. Es un sueño hecho realidad. Hacer llegar a otras personas los beneficios que nos puede aportar el vínculo con los animales, es un auténtico privilegio. Poder ser parte activa de este proceso terapéutico y educativo entre un animal y una persona, es estar donde siempre he querido estar.

Mía es mi compañera y coterapeuta. Tiene cuatro patas y todo su cuerpo está cubierto por un manto de pelo canela. Ella es única poniendo alegría y afecto en todo, todo, lo que hace. Trabajar junto a ella es una fuente inagotable de motivación y aprendizaje.